Primero: hay una paradoja en la teoría de que nuestro carácter moral es algo que obtenemos, en su mayor parte, por accidente. Esencialmente, nuestro carácter es lo que explica nuestros actos mejor o peor elegidos.Una persona, a menudo, actúa correctamente por su carácter –su auto-desarrollada habilidad para el discernimiento moral–. El carácter es algo que nosotros mismos cultivamos. Si simplemente lo adquiriéramos por nuestras circunstancias, entonces nuestros buenos o malos actos no serían realmente algo de lo que nosotros fuésemos responsables.En definitiva, la visión de Rawls excluye, al menos implícitamente, cualquier mérito debido al esfuerzo individual y al talento, y de esta manera deniega la posibilidad de diferentes estatus de bienestar que pueden haber sido obtenidos por esa diferencia de méritos.Con todo, en el terreno moral, Rawls exalta los méritos de su sistema y se apoya en todos nosotros para llevar a cabo su credo. Por tanto, todos nosotros no somos sustancialmente libres de elegir ni de alcanzar crédito moral. Por otro lado, deberíamos elegir (y, por tanto, deberíamos estar agradecidos) estar en el lado de la justicia tal y como lo entiende Rawls.Pese a que Rawls no dice que la gente no es libre, su visión del carácter y de las implicaciones morales y políticas que la acompañan, lo que sostiene, no deja espacio al libre arbitrio ni como prerrequisito de la elección moral.Ya que Rawls cree que no hay necesidad de una fundamentación metafísica y epistemológica de las teorías morales, quizá no deberíamos discutir estos rasgos desdeñados de su filosofía pero, de hecho, no pueden excluirse de un razonable y completo cálculo de la situación moral y política que los seres humanos encuentran en sus vidas.
Segundo: ¿somos realmente libres para elegir hacer algo con nuestras vidas? Como ya hemos visto, hay razones para creer que somos bastante libres: todo esfuerzo para averiguar las respuestas a cuestiones descansa en nuestra libertad para buscar y encontrar dichas respuestas. Ello presupone que no somos prisioneros de nuestros prejuicios, predisposiciones y simples opiniones. La diversidad de la vida humana, la extraña repetición de la noción del bien y del mal en ella, se explica con más éxito aceptando que los individuos tienen control sustancial sobre cómo se conducen a sí mismos.Hay evidencias científicas […] para considerar que los seres humanos tienen la clase de cerebro que hace posible la conducta autogenerada, autoiniciada y el autoconocimiento o introspección, lo que prueba la certeza de la libertad personal.
1Reimpreso con autorización de Open Court Publishing Company, división de Carus Publishing Company, Peru Il, del libro "Individuals & their rigths" de Tibor R.Machan (copyright 1989 por Open Court)2Nota: Las tres obras pueden adquirirse a través de Laissez Faire Books, 938 Howard St, S. Francisco, CA., USA, a 8.95, 24.95 y 14.95 $ respectivamente.3Nota del autor: A Theory of Justice. P. 104.4Nota del autor: Ibidem.5Nota del autor: Ibidem.6Nota del autor: Esta es la tesis política central de la teoría de la justicia de Rawls, a saber, que la justicia es equidad.