Por: Tibor R. Machan **
J. Rawls ha defendido el Estado de Bienestar sin demasiada relación con alguna doctrina de derechos. Arguye que, a menos que vayamos a ayudar a los necesitados en alguna forma excepcional, no se nos debería permitir disfrutar de mayor bienestar que otros. Las desigualdades están moral y legalmente justificadas si elevan a la gente en peor situación a una posición mejor en la vida.Como Rawls mismo puntualiza: "aquellos favorecidos por la naturaleza, cualquiera que sean, pueden ganar de su buena fortuna sólo en términos que mejoren la situación de aquellos que han salido perdiendo"3.Pero ¿por qué debería eso ser así? Rawls también es muy claro acerca de este problema: "La afirmación de que un hombre merece (que es justo para un hombre exclusivamente poseer y beneficiarse de) el superior carácter que le permite hacer el esfuerzo de cultivar sus habilidades es... problemática; porque su carácter depende, en gran parte, de una familia afortunada y de circunstancias sociales sobre las que él no tiene ningún control"4.Por lo tanto, evidentemente, como Rawls indica, "nadie es merecedor por su mayor capacidad natural ni por sus méritos de un punto de partida más favorable en la sociedad"5, que es por lo que hemos de tener un sistema que garantice la igualdad de recursos para cualquiera en la vida, a menos que se espere que la desigualdad produzca mejoras de bienestar para "aquellos que han salido perdiendo".La esencia de la visión de Rawls consiste, por tanto, en que todos somos producto de las fuerzas sobre las que no tenemos control individual; entonces, cuando algunos de nosotros estamos mejor que otros, eso no puede ser justo, no al menos como Rawls entiende el concepto de justicia6. En realidad, cuando nosotros vemos la vida humana bajo este prisma, parece injusto que algunos estén mejor que otros.Según Rawls, estamos realmente de vuelta de lo que Keynes dijo: es injusto, o no equitativo, dejar a la sociedad que se gobierne sobre el principio de perder o ganar. El Estado de Bienestar es el remedio para esto. No destruye totalmente la libertad; por tanto, en lo que respecta a algunas materias, la gente tiene justificación para actuar autónoma e independientemente en sus vidas. Pero ellos tienen un derecho a cualquier cosa de mayor valor sólo si alcanzándolo también mejora la suerte de los necesitados.La posición de Rawls es problemática por varias razones:
Primero: hay una paradoja en la teoría de que nuestro carácter moral es algo que obtenemos, en su mayor parte, por accidente. Esencialmente, nuestro carácter es lo que explica nuestros actos mejor o peor elegidos.Una persona, a menudo, actúa correctamente por su carácter –su auto-desarrollada habilidad para el discernimiento moral–. El carácter es algo que nosotros mismos cultivamos. Si simplemente lo adquiriéramos por nuestras circunstancias, entonces nuestros buenos o malos actos no serían realmente algo de lo que nosotros fuésemos responsables.En definitiva, la visión de Rawls excluye, al menos implícitamente, cualquier mérito debido al esfuerzo individual y al talento, y de esta manera deniega la posibilidad de diferentes estatus de bienestar que pueden haber sido obtenidos por esa diferencia de méritos.Con todo, en el terreno moral, Rawls exalta los méritos de su sistema y se apoya en todos nosotros para llevar a cabo su credo. Por tanto, todos nosotros no somos sustancialmente libres de elegir ni de alcanzar crédito moral. Por otro lado, deberíamos elegir (y, por tanto, deberíamos estar agradecidos) estar en el lado de la justicia tal y como lo entiende Rawls.Pese a que Rawls no dice que la gente no es libre, su visión del carácter y de las implicaciones morales y políticas que la acompañan, lo que sostiene, no deja espacio al libre arbitrio ni como prerrequisito de la elección moral.Ya que Rawls cree que no hay necesidad de una fundamentación metafísica y epistemológica de las teorías morales, quizá no deberíamos discutir estos rasgos desdeñados de su filosofía pero, de hecho, no pueden excluirse de un razonable y completo cálculo de la situación moral y política que los seres humanos encuentran en sus vidas.
Segundo: ¿somos realmente libres para elegir hacer algo con nuestras vidas? Como ya hemos visto, hay razones para creer que somos bastante libres: todo esfuerzo para averiguar las respuestas a cuestiones descansa en nuestra libertad para buscar y encontrar dichas respuestas. Ello presupone que no somos prisioneros de nuestros prejuicios, predisposiciones y simples opiniones. La diversidad de la vida humana, la extraña repetición de la noción del bien y del mal en ella, se explica con más éxito aceptando que los individuos tienen control sustancial sobre cómo se conducen a sí mismos.Hay evidencias científicas […] para considerar que los seres humanos tienen la clase de cerebro que hace posible la conducta autogenerada, autoiniciada y el autoconocimiento o introspección, lo que prueba la certeza de la libertad personal.
1Reimpreso con autorización de Open Court Publishing Company, división de Carus Publishing Company, Peru Il, del libro "Individuals & their rigths" de Tibor R.Machan (copyright 1989 por Open Court)2Nota: Las tres obras pueden adquirirse a través de Laissez Faire Books, 938 Howard St, S. Francisco, CA., USA, a 8.95, 24.95 y 14.95 $ respectivamente.3Nota del autor: A Theory of Justice. P. 104.4Nota del autor: Ibidem.5Nota del autor: Ibidem.6Nota del autor: Esta es la tesis política central de la teoría de la justicia de Rawls, a saber, que la justicia es equidad.
Primero: hay una paradoja en la teoría de que nuestro carácter moral es algo que obtenemos, en su mayor parte, por accidente. Esencialmente, nuestro carácter es lo que explica nuestros actos mejor o peor elegidos.Una persona, a menudo, actúa correctamente por su carácter –su auto-desarrollada habilidad para el discernimiento moral–. El carácter es algo que nosotros mismos cultivamos. Si simplemente lo adquiriéramos por nuestras circunstancias, entonces nuestros buenos o malos actos no serían realmente algo de lo que nosotros fuésemos responsables.En definitiva, la visión de Rawls excluye, al menos implícitamente, cualquier mérito debido al esfuerzo individual y al talento, y de esta manera deniega la posibilidad de diferentes estatus de bienestar que pueden haber sido obtenidos por esa diferencia de méritos.Con todo, en el terreno moral, Rawls exalta los méritos de su sistema y se apoya en todos nosotros para llevar a cabo su credo. Por tanto, todos nosotros no somos sustancialmente libres de elegir ni de alcanzar crédito moral. Por otro lado, deberíamos elegir (y, por tanto, deberíamos estar agradecidos) estar en el lado de la justicia tal y como lo entiende Rawls.Pese a que Rawls no dice que la gente no es libre, su visión del carácter y de las implicaciones morales y políticas que la acompañan, lo que sostiene, no deja espacio al libre arbitrio ni como prerrequisito de la elección moral.Ya que Rawls cree que no hay necesidad de una fundamentación metafísica y epistemológica de las teorías morales, quizá no deberíamos discutir estos rasgos desdeñados de su filosofía pero, de hecho, no pueden excluirse de un razonable y completo cálculo de la situación moral y política que los seres humanos encuentran en sus vidas.
Segundo: ¿somos realmente libres para elegir hacer algo con nuestras vidas? Como ya hemos visto, hay razones para creer que somos bastante libres: todo esfuerzo para averiguar las respuestas a cuestiones descansa en nuestra libertad para buscar y encontrar dichas respuestas. Ello presupone que no somos prisioneros de nuestros prejuicios, predisposiciones y simples opiniones. La diversidad de la vida humana, la extraña repetición de la noción del bien y del mal en ella, se explica con más éxito aceptando que los individuos tienen control sustancial sobre cómo se conducen a sí mismos.Hay evidencias científicas […] para considerar que los seres humanos tienen la clase de cerebro que hace posible la conducta autogenerada, autoiniciada y el autoconocimiento o introspección, lo que prueba la certeza de la libertad personal.
1Reimpreso con autorización de Open Court Publishing Company, división de Carus Publishing Company, Peru Il, del libro "Individuals & their rigths" de Tibor R.Machan (copyright 1989 por Open Court)2Nota: Las tres obras pueden adquirirse a través de Laissez Faire Books, 938 Howard St, S. Francisco, CA., USA, a 8.95, 24.95 y 14.95 $ respectivamente.3Nota del autor: A Theory of Justice. P. 104.4Nota del autor: Ibidem.5Nota del autor: Ibidem.6Nota del autor: Esta es la tesis política central de la teoría de la justicia de Rawls, a saber, que la justicia es equidad.
**Tibor R. Machan, nacido en Budapest en 1939, es actualmente profesor de Filosofía en la Universidad de Auburn y prolífico autor. Se califica de neoliberal seguidor de Aristóteles, Locke, Mises y Ayn Rand. Defiende la moralidad del Estado mínimo y del capitalismo basándose, principalmente, en el derecho natural. Recientemente ha publicado: "Generosity. Virtue in civil society" (Cato Institute, 1998) y "Classical individualism" (Routledge, 1999). Este artículo es un extracto de su obra "Individuals and their rights" (Open Court, ILL., USA., pp.199-201)
2 comentarios:
I am not at Auburn any longer, since 1996. I am now teaching at Chapman University, Orange, CA 92866, at the Argyros School of Business & Economics. I hold the R. C. Hoiles Chair in Business Ethics and Free Enterprise.
La verdad tengo que leer mas de este tema me parece muy interesante, pienso que saber cual es el bien y cual es el mal esta en base a tus propias experiencias y esas las adquieres según las circunstancias cuando eres niño no puedes hacer mucho por cambiarlas, pero las decisiones que tomamos cambian nuestras circunstancias en mayor o menor medida, ahora que la capacidad de tomar decisiones justas esta eso en saber que es el bien y que es el mal en fin es un lió jjajajajaja.
Publicar un comentario