por: Oliver E. López
Qué ha sido de todas las veces
que el estómago trepa y trepa
por la garganta.
Hay que dar brincos
para que se baje
y contemplar fijamente el horizonte
pero sobre todo callar,
callar lo más profundo
para que cuando vengan las lágrimas
poderles dar la bienvenida.
Qué hacer con lo amargoso de las flores
cuando se sirven sin hambre
en la víspera de lo inesperado,
no ser el sueño de nadie.
Qué hacer con todo el montón
Que significa nosotros,
la muchedumbre que pisotea
lo que fue de la pasión,
unos labios abandonados,
unas manos juntas.
Qué hacer si las lágrimas no vienen:
abortar frente al espejo,
dejar que la mitad del cuerpo se congele,
ver sin delicadeza alguna cómo mueren las arañas,
no poder callar para cuando vengan las lágrimas,
atrapar el grito que sube,
dormir eternamente.
Dónde está el abrazo que serena
el sollozo de la media tarde,
en donde se reconfortan los ahogados
en el divino silencio,
única arma,
alivio
para cuando vengan la lágrimas.
que el estómago trepa y trepa
por la garganta.
Hay que dar brincos
para que se baje
y contemplar fijamente el horizonte
pero sobre todo callar,
callar lo más profundo
para que cuando vengan las lágrimas
poderles dar la bienvenida.
Qué hacer con lo amargoso de las flores
cuando se sirven sin hambre
en la víspera de lo inesperado,
no ser el sueño de nadie.
Qué hacer con todo el montón
Que significa nosotros,
la muchedumbre que pisotea
lo que fue de la pasión,
unos labios abandonados,
unas manos juntas.
Qué hacer si las lágrimas no vienen:
abortar frente al espejo,
dejar que la mitad del cuerpo se congele,
ver sin delicadeza alguna cómo mueren las arañas,
no poder callar para cuando vengan las lágrimas,
atrapar el grito que sube,
dormir eternamente.
Dónde está el abrazo que serena
el sollozo de la media tarde,
en donde se reconfortan los ahogados
en el divino silencio,
única arma,
alivio
para cuando vengan la lágrimas.
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