mayo 30, 2024

Me persigue un caballo negro





Me persigue un caballo negro.

Desde siempre me ha perseguido

un caballo negro

 

Pensándolo bien desde hace algunos años.

Veía su sombra de reojo,

lo ignoraba.

Su trotar era imperceptible,

apenas una presencia cualquiera.

 

En el destile de los años

me ha ido persiguiendo

insistentemente

con su larga cabellera

y sus cuatro patas.

 

Trota detrás de mí,

se aparece en las pantallas,

escribe a través de ellas.

 

Me persigue un caballo negro.

Me saluda en lo lejano, pero por su olor está cerca.

Hiede con su mueca de gran seductor.

Me presume sus ferrosos anillos

caprichosamente adheridos a sus pezuñas.

Me muestra sus tatuajes y ridículas jafas.

Me dice que sabe querer-extrañar y desea palpar,

besar mi orgullo

                                    vengar mi error.

 

Me persigue un negro y horrible caballo.

Entrometido,

Acaso invitado especial,

predestinación quizá.

 

El caballo negro no lo sabe,

pero en el pronto retumbe de sus patas-presencia,

habrá una amplia zanja.

Ha de caer y yacer para siempre. 




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