Oliver Eduardo López Martínez
A primera vista el titulo de este texto
parece un tanto confuso, sobretodo si se piensa en asociar fotografía con
escritura, o en su caso, siendo más sagaz en aquello de descalificar textos, se
puede pensar en relacionar lo automático
con la cámara. La situación se aclara si decimos que sólo se trata de comentar
el trabajo fotográfico del artista neoyorquino Man Ray desde su relación con el
movimiento de vanguardia Surrealismo.
Emmanuel Radnitzky,
mejor conocido como Man Ray, comienza su relación con el arte como muchos de
sus contemporáneos, siguiendo el cubismo, el dadaísmo y otros movimientos de su
época. Más que considerarlo como únicamente pintor o fotógrafo, se puede decir
que fue un Artista: trabajó con escultura, cine, fotografía, pintura, gráfica,
diseño publicitario, collage, entre otras manifestaciones artísticas usuales en
su entorno, como el performance y la poesía. Nació en 1890 en Filadelfia
(Estados Unidos) de familia judía. Se le considera tanto pionero del Dadaísmo
en Norteamérica junto con Marcel Duchamp y Francis Picabia y del surrealismo en
Francia con André Bretón. Muere en 1976 en París.
Entender el arte
de Man Ray es entender también a Marcel Duchamp, el más representativo artista
del movimiento dadaísta, pues del dadaísmo toma Man Ray el impulso de hacer un
arte contradictorio, leitmotiv de esa vanguardia: “una rebelión frenética
contra la locura de la guerra, el genocidio, la lógica instrumental, la
producción de armas, la política nacionalista y la estrechez de miras de los
burgueses...?”[1]
En el aspecto dadaísta Man Ray destaca con algunas obras de aerografía, pero
sobretodo en escultura. Siguiendo a su maestro Duchamp, realiza obras un tanto
más expresivas, a diferencia de los ready made, los objets asistés
serán “un enigma visual”[2] y es en ese sentido en el
que se asocia al Surrealismo diez años
antes de que éste fuera caracterizado y definido como tal.
Pero vayamos
despacio, Man Ray comienza en New York junto con Duchamp y Picabia en 1915,
fundan el Dadá neoyorquino, siguiendo la anarquía del movimiento, pero además,
proponen una visión en la que la humanización de la maquina y la mecanización
del ser son la pauta para “mostrar la enajenación a la que el hombre había
llegado”[3] Es decir, en las obras de
estos artistas, no hay propiamente formas humanas, sino más bien seres
mecanizados u objetos que a partir de la
contradicción que mostraban despiertan “emociones y asociaciones”, sobre todo
en el caso de Man Ray.[4]
Hacia 1922 May
Ray se instala en Paris incursionando en la fotografía de moda, de ese tiempo
provienen muchos de los retratos que realizó, especialmente a artistas y a
personajes de la burguesía parisina, es también la época en que conoce a André
Bretón y forma parte del movimiento surrealista. Para entender el sentido de
esta vanguardia apoyémonos en la explicación de Bretón en el Manifiesto del
surrealismo de 1924.
“Automatismo psíquico puro por el cual nos proponemos
expresar, ya sea verbalmente, ya sea por escrito, ya sea de cualquier otra
manera el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento,
en ausencia de todo control ejercido por la razón, fuera de toda preocupación
estética moral”[5]
En otras palabras el surrealismo fue una vanguardia, como todas las
demás, buscaba la liberad de los individuos y la sociedad por medio del arte, a
diferencia del dadaísmo, no era pura anarquía ni radical negación, sino que el
surrealismo era afirmación, le decía sí a los sueños, por lo tanto al inconsciente
estudiado por la psicología de Sigmund Freud, y le decía sí al materialismo
dialéctico y a la lucha de clases desarrollados por Karl Marx.[6]
Entendamos el tópico del Surrealismo, la escritura automática, es
decir, producir arte de acuerdo a como funcionan los sueños, dejar fluir el
inconsciente y objetivarlo. “¿Qué otra cosa ofrece la pintura del surrealismo,
sino detalles procedentes del infierno del mundo interior?”[7] Se trataba entonces de la
verdad onírica.
Es en ese sentido en el que contribuye Man Ray con el Surrealismo. En
la década de los treinta se dedica a realizar una serie de solarizaciones, es
decir, coloca láminas con una emulsión sensible a la luz para dejar plasmado
sombras y objetos indefinidos sobre la lámina, este proceso era ya conocido en
el mundo de la fotografía como fotograma, o sea, una imagen producida
sin la intervención de la cámara, utilizado ya desde los años veinte por el
húngaro, director de la Bauhaus, Moly-Nagy.[8] La diferencia es que Man
Ray asocia su trabajo con los postulados bretonianos: dictado del pensamiento,
en ausencia de todo control ejercido por la razón. [9]
“Man Ray creo fotografías sin cámara. Producir imágenes
reuniendo objetos sobre una hoja de papel sensibilizada y luego expuesta a la
luz, no era una técnica nueva. Man Ray redescubre el procedimiento por azar.
Bautiza esas fotografías inspirándose en su propio nombre rayógrafos.
Bajo la influencie de teorías surrealistas, significan para Man Ray una especie
de escritura automática, debida al azar de los objetos”[10]
En varios sentido se trataba pues de imágenes surrealistas, pero
sobretodo por el desplazamiento y la condensación que representaban, típicos de
los procesos inconscientes, la asociación de imágenes similar a la de los
sueños, sin razonamiento previo, sino el puro azar de la luz sobre las
superficies. Esa es la fotografía sin cámara de Man Ray.
Cuál puede ser la significación de los rayogramas dentro de la historia del arte, la discusión
es amplia, pero por principio de cuentas, se trata de la inserción de la
fotografía como una de las bellas artes, autónoma de la pintura.
suceso60@hotmail.com
Bibliografía:
Ø Acevedo de Iturriaga, Esther, Las humanidades del siglo XX, Las
artes plásticas 2, Arte y técnica pp. 107-128, UNAM. 1977.
Ø Atlas Universal de Filosofía, Editorial
Océano, Barcelona, España, 2006.
Ø Bretón André, Antología (1913-1966, Siglo XXI Editores, México,
1987.
Ø De Michelli, Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX, Alianza Forma, España, 1992.
Ø Durozoi, Gérard y Lecherbonnier, Bretón. La escritura Surrealista.
Ediciones Guadarrama, España, 1976
Ø Freund, Grisèle, La fotografía como documento social, Ediciones
G, Gili, S.A de C.V. España 1993.
Ø Jeffrey, Ian, El ABC de la
foto, Ed. Phaidon,
Hong Kong, 2000
Ø Sedlmayr, Hans, La revolucón del arte moderno, Mondadori,
España, 1990.
Ø Shneckenburger, Manfred, Arte del siglo XX, Del Ready Made al objeto
surrealista, Océano, España, 2003.
[1] Shneckenburger, Manfred, Del Ready Made al objeto surrealista.
Pág. 458
[2] Ibídem.
[3] Acevedo de Iturriaga, Esther, Arte y técnica. Pág. 116
[5] Bretón André, Antología (1913-1966) Manifiesto del surrealismo,
pág. 49
[6] Vease: De Micheli Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX ,
pág. 175
[7] Sedlmayr, Hans, La revolucón del arte moderno, pág. 89
[9] Vease nota 5
[10] Freund, Gisèle, La fotografía como documento social, pág. 172
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