Oliver E. López
¿Recuerdas que tu gato
acariciaba de noche los cigarros
consumidos en mi nombre
cuando te sentabas a esperar la madrugada?
¿Recuerdas esa telaraña blanco y negro
en la pared que hacía juego con tu espalda también a blanco y negro,
desnuda engañando al frío y a las fotografías descalsa?
No dejo de ver en tu muñeca
aún el pacto de lo prohibido
en la ventisca de una primavera
a cuatro no sé cuántas leguas
de esta cotidiana flagelación.
Recuerdo que sentados en medio de la música
confundimos las estrellas y los autos
que a lo lejos bailaban en el mismo color.
Lou Reed todavía me hace llorar
porque me devuelve a tu melancolía.
El "día perfecto" en que lloramos juntos
cada uno en su pedazo de ciudad.
¿Recuerdas que pegabas tu cuerpo al mío
y afuera la lluvia nos escondía,
guardados en el deseo de los besos?
Sigo sin dejar a cambio tu cabello
por otra tarde de aquella carretera
intergaláctica en la que encontrada te perdí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario