agosto 24, 2015

Fotografía sin cámara y escritura automática


Oliver Eduardo López Martínez










A primera vista el titulo de este texto parece un tanto confuso, sobretodo si se piensa en asociar fotografía con escritura, o en su caso, siendo más sagaz en aquello de descalificar textos, se puede pensar en relacionar  lo automático con la cámara. La situación se aclara si decimos que sólo se trata de comentar el trabajo fotográfico del artista neoyorquino Man Ray desde su relación con el movimiento de vanguardia  Surrealismo.

Emmanuel Radnitzky, mejor conocido como Man Ray, comienza su relación con el arte como muchos de sus contemporáneos, siguiendo el cubismo, el dadaísmo y otros movimientos de su época. Más que considerarlo como únicamente pintor o fotógrafo, se puede decir que fue un Artista: trabajó con escultura, cine, fotografía, pintura, gráfica, diseño publicitario, collage, entre otras manifestaciones artísticas usuales en su entorno, como el performance y la poesía. Nació en 1890 en Filadelfia (Estados Unidos) de familia judía. Se le considera tanto pionero del Dadaísmo en Norteamérica junto con Marcel Duchamp y Francis Picabia y del surrealismo en Francia con André Bretón. Muere en 1976 en París.

Entender el arte de Man Ray es entender también a Marcel Duchamp, el más representativo artista del movimiento dadaísta, pues del dadaísmo toma Man Ray el impulso de hacer un arte contradictorio, leitmotiv de esa vanguardia: “una rebelión frenética contra la locura de la guerra, el genocidio, la lógica instrumental, la producción de armas, la política nacionalista y la estrechez de miras de los burgueses...?”[1] En el aspecto dadaísta Man Ray destaca con algunas obras de aerografía, pero sobretodo en escultura. Siguiendo a su maestro Duchamp, realiza obras un tanto más expresivas, a diferencia de los ready made, los objets asistés serán “un enigma visual”[2] y es en ese sentido en el que se asocia al  Surrealismo diez años antes de que éste fuera caracterizado y definido como tal.

Pero vayamos despacio, Man Ray comienza en New York junto con Duchamp y Picabia en 1915, fundan el Dadá neoyorquino, siguiendo la anarquía del movimiento, pero además, proponen una visión en la que la humanización de la maquina y la mecanización del ser son la pauta para “mostrar la enajenación a la que el hombre había llegado”[3] Es decir, en las obras de estos artistas, no hay propiamente formas humanas, sino más bien seres mecanizados u objetos que a partir de  la contradicción que mostraban despiertan “emociones y asociaciones”, sobre todo en el caso de Man Ray.[4]

Hacia 1922 May Ray se instala en Paris incursionando en la fotografía de moda, de ese tiempo provienen muchos de los retratos que realizó, especialmente a artistas y a personajes de la burguesía parisina, es también la época en que conoce a André Bretón y forma parte del movimiento surrealista. Para entender el sentido de esta vanguardia apoyémonos en la explicación de Bretón en el Manifiesto del surrealismo de 1924.

“Automatismo psíquico puro por el cual nos proponemos expresar, ya sea verbalmente, ya sea por escrito, ya sea de cualquier otra manera el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, fuera de toda preocupación estética moral”[5]

En otras palabras el surrealismo fue una vanguardia, como todas las demás, buscaba la liberad de los individuos y la sociedad por medio del arte, a diferencia del dadaísmo, no era pura anarquía ni radical negación, sino que el surrealismo era afirmación, le decía sí a los sueños, por lo tanto al inconsciente estudiado por la psicología de Sigmund Freud, y le decía sí al materialismo dialéctico y a la lucha de clases desarrollados por Karl Marx.[6]

Entendamos el tópico del Surrealismo, la escritura automática, es decir, producir arte de acuerdo a como funcionan los sueños, dejar fluir el inconsciente y objetivarlo. “¿Qué otra cosa ofrece la pintura del surrealismo, sino detalles procedentes del infierno del mundo interior?”[7] Se trataba entonces de la verdad onírica.

Es en ese sentido en el que contribuye Man Ray con el Surrealismo. En la década de los treinta se dedica a realizar una serie de solarizaciones, es decir, coloca láminas con una emulsión sensible a la luz para dejar plasmado sombras y objetos indefinidos sobre la lámina, este proceso era ya conocido en el mundo de la fotografía como fotograma, o sea, una imagen producida sin la intervención de la cámara, utilizado ya desde los años veinte por el húngaro, director de la Bauhaus, Moly-Nagy.[8] La diferencia es que Man Ray asocia su trabajo con los postulados bretonianos: dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón. [9]

“Man Ray creo fotografías sin cámara. Producir imágenes reuniendo objetos sobre una hoja de papel sensibilizada y luego expuesta a la luz, no era una técnica nueva. Man Ray redescubre el procedimiento por azar. Bautiza esas fotografías inspirándose en su propio nombre rayógrafos. Bajo la influencie de teorías surrealistas, significan para Man Ray una especie de escritura automática, debida al azar de los objetos”[10]

En varios sentido se trataba pues de imágenes surrealistas, pero sobretodo por el desplazamiento y la condensación que representaban, típicos de los procesos inconscientes, la asociación de imágenes similar a la de los sueños, sin razonamiento previo, sino el puro azar de la luz sobre las superficies. Esa es la fotografía sin cámara de Man Ray.

Cuál puede ser la significación de los rayogramas  dentro de la historia del arte, la discusión es amplia, pero por principio de cuentas, se trata de la inserción de la fotografía como una de las bellas artes, autónoma de la pintura.

suceso60@hotmail.com






Bibliografía:
Ø   Acevedo de Iturriaga, Esther, Las humanidades del siglo XX, Las artes plásticas 2, Arte y técnica pp. 107-128, UNAM. 1977.
Ø   Atlas Universal de Filosofía, Editorial Océano, Barcelona, España, 2006.
Ø   Bretón André, Antología (1913-1966, Siglo XXI Editores, México, 1987.
Ø   De Michelli, Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX,  Alianza Forma, España, 1992.
Ø   Durozoi, Gérard y Lecherbonnier, Bretón. La escritura Surrealista. Ediciones Guadarrama, España, 1976
Ø   Freund, Grisèle, La fotografía como documento social, Ediciones G, Gili, S.A de C.V. España 1993.
Ø   Jeffrey, Ian,  El ABC de la foto, Ed. Phaidon, Hong Kong, 2000
Ø   Sedlmayr, Hans, La revolucón del arte moderno, Mondadori, España, 1990.
Ø   Shneckenburger, Manfred, Arte del siglo XX, Del Ready Made al objeto surrealista, Océano, España, 2003.



[1] Shneckenburger, Manfred, Del Ready Made al objeto surrealista. Pág. 458
[2] Ibídem.
[3] Acevedo de Iturriaga, Esther, Arte y técnica. Pág. 116
[4] Shneckenburger, Manfred. Loc. Cit. Pág 460.
[5] Bretón André, Antología (1913-1966) Manifiesto del surrealismo, pág. 49
[6] Vease: De Micheli Mario, Las vanguardias artísticas del siglo XX , pág. 175
[7] Sedlmayr, Hans, La revolucón del arte moderno, pág. 89
[8] Vease: Jeffrey, Ian,  El ABC de la foto, Ed. Phaidon, Hong Kong, 2000
[9] Vease nota 5
[10] Freund, Gisèle, La fotografía como documento social, pág. 172