junio 07, 2008

Porque la R

Oliver E. López



De ser tonto miope
ignoraría esa R ahí,
ruidosa y palpitante R ahí,
brilla cuando el taladrado afirma:
es una R, no es más sino una R ahí.

Pero el calambre cartesiano de la duda
sacude la hipocondría,
por qué tiene que ser la R,
por qué no la nada,
un gato,
el otoño
y no la R ahí.

Si la imaginación fuera igual de tonta y miope
acabaría de contar las veces en que suena esa R,
pero suena y suena
como suena,
vibra y zumba,
los vocablos infinitos de la R ahí,
lo ya no visto,
la cosa presente u olvidada,
el paisaje más cercano,
el nombre de un hombre sin nombre
un arma que no hiere
pero como duele.

Queda
de estremecido extremo
el escalofrío del cuerpo,
la noche se hace larga,
sin vuelta de hoja
sólo es una R ahí.

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